Me he dado cuenta

Si, me he dado cuenta. Podría poner hora y minuto exactos al momento en el que me he dado cuenta de todo. Sé que está feo no presentarse, pero no quiero caer en utilizar mi primera entrada en hacerlo. Prefiero decir que me he dado cuenta.

Hoy hace doscientos cincuenta días que llegué a esta empresa.

Hace más de ocho meses que llegué aquí, con esa especie de resaca de recién licenciado y debo decir, y que no sirva para colgarme el sambenito, que he tenido resacas de domingo que han durado más. Enseguida me olvidé de los pasillos de mi facultad, de esa tranquilidad que te da pensar que tienes años por delante de únicamente «formarte» y que lo que venga después, pues oye, ya vendrá.

Pero hoy me he dado cuenta.

Ser precario en una gran empresa tiene sus pros y sus contras. Las cosas buenas se resumen básicamente en que, al tratarse de una empresa con nombre (de puertas para afuera siempre), esa línea de currículo que vas a añadir, brillará como ninguna. Cuando vayas a una entrevista de trabajo, no tendrás que dar las explicaciones que das como cuando te preguntan que es eso de «Gestlogical Projects Communiter y Antonio». La empresa hablará por si sola.

Los contras: el resto. Una gran empresa no tiene tiempo para un precario tan chiquitito. En un principio pude pensar que es algo bueno, ya que no me gusta llamar la atención y pasar desapercibido me tranquiliza. Pero esto tiene un límite.

Corren rumores de que en esta empresa no se quedan con los precarios. ¿Ni las estadísticas nos salvan? Y hablo de estadísticas porque siendo diez o más los precarios que somos… digo yo que alguno se podrían quedar. Parece ser que no.

En esta empresa hay dos tipos de trabajo: el trabajo normal, de por si bastante operativo y aburrido, y el trabajo cien por cien operativo y de picar tecla, mucho más aburrido que el anterior. Claro, este segundo, el de los precarios. Al principio picoteas de aquí y de allá y las horas no pasan tan lento. Pasados ocho meses, es insoportable.

Sentir que estás en esa silla ocho horas al día, por cuatro duros mal pagados, quitando el trabajo a unos compañeros que solo son compañeros cuando les has ahorrado una tarea larga y tediosa, no merece la pena. Y hoy me he dado cuenta.

El mundo está mal. Hasta ahora pensaba que esos que se quejaban, lo hacían por hacer. Pero no pequeño tonto. El mundo está enfermo y seguirá enfermo mucho tiempo. Por eso, deja de ser tan pequeño y tan tonto, y plántate ahí. Haz algo, porque el tiempo pasa, y hoy, yo me he dado cuenta.

becario4

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